La ultracavitación actúa sobre los depósitos grasos localizados, actuando sobre ellos y liberándolos de grasa. Ésta se elimina después a través del sistema linfático y la orina.
Es un método no invasivo ya que no es una intervención quirúrgica. No se requiere hospitalización ni anestesia.
Un rodillo inteligente genera microburbujas de vacío de forma controlada; éstas producen la llamada cavitación, que son ondas ultrasónicas moduladas en múltiples frecuencias.
Dichas microburbujas tienen un efecto de succión en el tejido conjuntivo, que es donde se encuentran las grasas, destruyendo la célula adiposa desde el interior. Es decir, las ondas generadas por el rodillo chocan contra las células adiposas destruyendo su membrana y liberando la grasa.
Se realiza una sesión de cavitación de unos 40 minutos en la zona a tratar (nalgas, piernas y abdomen, por ejemplo), y a continuación se aplican otras técnicas de drenaje, masaje o presoterapia para facilitar la eliminación de las células grasas. Así, se evitará que se reabsorba de nuevo.
Además de que no es invasiva, permite atacar justo donde lo necesitemos por lo que los resultados siempre serán más precisos. Sus efectos se notan rápidamente, pudiéndose llegar a perder hasta 2 centímetros por sesión, según el caso. Comparado con otros sistemas, la ultracavitacióna no es demasiado incómoda para el paciente, que puede aguantar sin apenas molestias los 40 minutos que dure la sesión. Se puede notar una ligera sensación de succión que no es dolorosa en absoluto; por lo tanto, la piel queda lisa y sin traumatismos. Otra gran ventaja respecto a otros tratamientos es que mejora notablemente la circulación, elimina toxinas, aumenta el tono y la elasticidad de los tejidos y está comprobado que ayuda a regular el tránsito intestinal.